entre amigos

Hoy no quería postear, pero al encontrar varios comentarios de nuevos visitantes me animo a hacerlo, pero antes de cualquier otra cosa quiero dar las gracias a las personas que me están leyendo y a los que dejaron su comentario.

Después de que pasaron los primero seis meses con mi primer cliente, hablé con M.A. y en ese momento supe que ella era una chica que desde hacía mucho tiempo se dedicaba a lo mismo (siempre pensé que mi nuevo cliente era realmente su amigo), con el agravante que también le ayudaba a los hombres a conseguir chicas “nuevas”, ella era una especie de proxeneta aunque no recibía beneficio alguno. Desde ese momento ella se comprometió a conseguirme más clientes y de hecho siempre fue así, ya que hacia parte de la dichosa agencia, de ves en cuando recibía una llamada suya, me contactaba con el cliente, fijábamos lugar, fecha, hora y precio, de inmediato nuestro encuentro, hacíamos lo pactado y cada quien para su casa.

M.A. y yo nos estábamos haciendo amigas, era mi única confidente en los asuntos de vender el cuerpo y además era quien me daba empleo, quien hacia el milagro de llenarme los bolsillos de dinero, por eso siempre nos veíamos en la universidad, tomábamos un café, comíamos algo y hablábamos del tema, no todo el tiempo, pero no había día que no saliera a flote. Aunque hablábamos en clave, nos entendíamos perfectamente y nuestros comentarios al respecto eran básicamente sobre como nos había ido con tal o cual cliente, si había alguno para el día siguiente y que nos habían pedido que les hiciéramos, ya que en este oficio es muy frecuente encontrar cualquier tipo de filias, encuentras desde sadomasoquistas hasta zoofilicos, pero es claro que uno aunque sea la “comprada” pone los limites de lo que se ha de hacer o no en la cama, quizás por nuestra condición de mujer aplicada al dicho que “el hombre propone y la mujer dispone”.

Como yo era nueva en el oficio y además estuve hasta ese momento con pocos, solo me habían tocado hombres “normalitos”, solo con ganas de sexo. Pero, quizás a modo de advertencia, M.A. me dio una serie de tips por si algún cliente quería algo que para mí fuera anormal, recuerdo que lo primero que me dijo es que si no estaba dispuesta a hacerlo, no quería o no me apetecía se lo dijera inmediatamente, ya que hombres dispuestos a pagar por sexo habían muchos y siempre ella, bajo la batuta de su experiencia, me aconsejaba, para que nunca fuera a salir afectada. Aunque nuestra relación solo se limitaba a lo “laboral” y solo encuentros en la universidad, no quería intimar mucho con ella, no se por que, porque lo que ella hacía yo también lo estaba haciendo, así que no había motivo aparente y hasta el día de hoy no intimamos, podría decirse que somos amigas, pero amigas de momento, amigos de los que solo ves en las rumbas, compartes con ellos unas copas pero no intimas detalles personales.

Apropósito de la lluvia y el estar hablando de amigos, recuerdo que para ese mismo año me contactó un cliente, una persona bastante joven, quizás unos 25 años de edad, aunque yo le veía bastante adulto en comparación a la edad que tenía en ese momento. Al igual que yo, él era estudiante universitario, hijo de papi y mami, como decimos por acá, porque me pagó bastante bien por un rato de placer. Lo anecdótico del asunto es que puedo decir que F, si mal no recuerdo su nombre, fue mi amigo solo por ese momento, alguien con quien tuve algo más que sexo. Lo recuerdo bastante bien porque para la época estábamos en temporada de lluvias en la ciudad. Hicimos lo que teníamos que hacer, aunque en esta ocasión, y creo que por vez primera, yo llevé un poco el control en el asunto ya que aquel hombre estaba incluso más nervioso de lo que yo estuve mi primer día. El caso es que, en pleno aguacero torrencial, después de terminada la faena, nos tocó quedarnos en el hotel, ya que ninguno tenia auto y no podíamos salir como estábamos. Nos quedamos sentados, dándole la espalda a la cama, mirando por el gran ventanal de la habitación, ver caer la lluvia (y unos cuantos truenos) mientras hablábamos un poco de todo, de sus estudios, sus intereses, música, Tv, cosas generales que hablas con apenas un conocido, pero que salen de manera sincera, ya que muchos otros lo hacen solo por tranquilizarte o simplemente por hacerlo. F, en ese momento pudo ser cualquiera de mis amigos (o novio) con el cual había hecho el amor en medio de un torrencial aguacero, viéndolo caer por la ventana, filosofando de la vida cotidiana mientras nos fumábamos un cigarrillo.